28/7/15
Ahora ¿qué es el mayor peligro de las sectas?
Algo obvio es su proliferación. Aquí en los EEUU, alrededor de Latinoamérica, y alrededor del mundo están creciendo, y mucho de su crecimiento es por sacar adeptos de nuestras iglesias. O sea muchas de las personas en sectas llegaron a conocer a Cristo mediante una iglesia cristiana evangélica, la iglesia le dio algo de discipulado, o tal vez no, y de repente viene una secta, y la persona por confusión o por engaño se nos va. Queremos prevenir eso.
Pero eso no es el peligro más grande.
Otro peligro es que es imposible catalogar a toda secta. Ojalá que le pudiera dar una lista hoy de todas las sectas existentes. Al taparse con un grupo o persona sospechosa o dudosa se busca la lista y cuando vean algo, digan: ¿es una secta? ¡No!, todo bien. O ¿es una secta? ¡Si! ¡Mucho cuidado!
Pero es imposible darle ese tipo de lista porque las sectas cambian; cambian de nombre, de lugar, algunos se van, otros vienen, se dividen. Y aunque eso hace peligroso las sectas no es el peligro mayor.
El peligro mayor de cualquier secta o religion falsa es que capta el corazón de la persona y lo hace cautivo no a Jesucristo sino a la organización o la religion.
Cuando esto pasa la verdad ya no importa, los hechos no importan, el discernimiento desvanece y la persona queda sin corazón, y no puede, y muchas veces no quiere que su relación con Jesucristo sea su pasión dominante.
En fin - la persona que incapaz de experimentar la relación principal por lo cual fue creado - relación intima con Dios por medio de Jesucristo.
Lo vi de primera mano dos veces la semana pasada y fue trágico.
En un caso hablé con un hombre joven, miembro de la iglesia mormona. Dios orchestró la conexión con él, y una de mis primeras preguntas con personas en sectas es sobre cuanto tiempo tienen en su religion. Esa respuesta nos puede decir mucho en cuanto a su conocimiento y compromiso con la secta. Este joven tenía menos de cinco años como miembro y cuando me di cuenta de eso pensé, de forma muy ingenuo, que seria bastante fácil despertarle algunas dudas y apuntarle hacia Cristo para su verdad espiritual en vez de la iglesia mormona quien lo había engañado. Que inocente fui! Resulto que había sido bien indoctrinado, y había absorbido profundamente las paradigmas de “conocer” la verdad por medio de sentimientos bonitos hasta tal punto que los hechos le era irrelevantes. Después de 45 minutos de conversación amable pero intenso no había llegado ni cerca a su corazón. Más bien me parecía que entre más hablábamos, menos le estaba impactando.
¿Por que? Por que yo había cometido la falta más común en hablar con gente de sectas o falsas religiones. Comencé con argumentos con fines de derrotarlo, dirigidos hacia su mente e intelecto, en vez interacción personal con fin de ganarle el corazón. Tenia corazón de guerra y no corazón de paz hacia él. Durante la conversación mencione un dato vergonzoso de la vida de Jose Smith. El me lo negó diciendo que no era correcto eso. En vez de debatirle le hice esta pregunta: “Si te pudiera demostrar sin duda alguna con hechos incontrovertibles que los que estoy diciendo es la verdad, te haría eso dudar del carácter de Jose Smith y de la iglesia SUD?” Su respuesta me dejó con una profunda tristeza. “No” me dijo, “Eso no cambiaría nada para mi, pues yo se que Jose Smith es un profeta de Dios.”
La secta tenia su corazón, y con eso, tambien tenia su mente cautivo.
Gracias a Dios me di cuenta de lo que estaba pasando, y con oracion silenciosa de arrepentimiento, pedí que Dios me ayudara llegarle en que sea un poquito a su corazón. Dios concedió esa petición mía, y en la próxima entrada de este blog hablaré del elemento necesario e indispensable que cambió mucho del tono de la conversación y dio un resultado positivo para ambos nosotros.
En la próxima: Llegando al corazón cautivo.